Magola Moreno vive en el municipio de Pueblo Bello (Cesar). fue publicista y autodidacta en el arte. Su obra hace parte de la exposición colectiva ‘Ethos’, en la Galería Elvira Moreno, de Bogotá.
Por Eduardo Rodríguez*
Especial para ARTERIA
La artista barranquillera Magola Moreno tiene 54 años y vive y trabaja en el municipio de Pueblo Bello (Cesar). Es hija de la pintora primitivista Mayra Paba y, el otrora coleccionista de arte, Ricardo Moreno. Formada como diseñadora gráfica en Taller Cinco, en Bogotá, trabajó por mucho tiempo en el campo de la publicidad. Su obra hace parte de la exposición colectiva ‘Ethos’, en la Galería Elvira Moreno, de Bogotá. En Pueblo Bello, bajo un fuerte aguacero, conversamos sobre sus primeros contactos con el arte, sus procesos creativos y su relación con la escena del arte en Barranquilla en el pasado y en el presente.
Eduardo Rodríguez: ¿Háblemos de su formación o impulsos para dedicarte al arte?
Magola Moreno: Soy una pintora autodidacta. Pero a mi favor, lo que no tuve en academia, lo tuve desde chiquita en la casa, y esto se debe a que mi mamá tenía una colección de arte colonial muy buena y mi papá era galerista. Hace poco me enteré de que Cristo Hoyos hizo su primera exposición en la galería de mi papá, que se llamaba ´Atenea’. Cuando vi esas obras de Cristo yo tenía 10 años, y ahí sentí la necesidad de pintar. Estuve paseando esas obras por horas. Recuerdo que eran unos retratos en plumillas de mujeres árabes en entornos de la casa. La academia mía es la vida misma… es viendo arte que uno hace arte.
E.R.: En tu pintura la presencia femenina y la identidad afro son muy frecuentes y marcadas.
¿Qué intenta comunicar?
M.M.: Quiero incomodar. En esta sociedad patriarcal, ¿qué más incómodo que el cuerpo femenino? Y, si el cuerpo femenino es negro, es doblemente incómodo. Entonces me parece perfecto incomodar, ya que no tengo un discurso construido a través del cuerpo. En los inicios de mi pintura me interesaba mucho la naturaleza y, especialmente, los frailejones. Recuerdo que el primer cuadro lo hice impulsada por el artista Gustavo Turizo y se trató un retrato de la artista Jessica Mitrani, el cual reflejaba mucho la naturaleza.
E.R.: En algunas de tus series incluye casi como un elemento escenográfico, obras de arte muy icónicas. ¿Cómo es su relación con la historia del arte?
M.M.: No sé si es bueno decir esto (risas), pero ese es mi cerebro de publicista que sabe mezclar las cosas para que funcionen. Por otro lado, mi contacto con el arte fue directo y de verdad. Imagínate, yo desde niña tocándole las nalgas a La Bachué de Rómulo Rozo en la sala de mi casa en Barranquilla. De alguna manera, en mis pinturas trato de hacer lo que no logro hacer en la vida real. A mí me gustaría tener ahora muchas de esas obras icónicas en mi casa, pero no puedo. Entonces es una especie de sublimación, porque el arte hace real lo imposible.
E.R.: En cierta época se le vio muy activa en la escena del arte en Barranquilla. ¿Qué experiencias destaca de esos momentos?
M.M: Todos los tiempos tienen su gente interesante. Me tocó un tiempo donde estaba apareciendo mucha gente joven, como Marco Mojica, Gustavo Turizo, Fernando Castillejo, María Elvira Dieppa, Jessica Mitrani, que hacían muchas cosas. En ese momento, yo era una publicista con horario de oficina, pero los veía trabajando y me moría de la envidia. También para esa época (2004) conocí al cineasta Luis Ernesto Arocha de quien me hice gran amiga y tuve la suerte de mudarme al mítico Edificio García, en donde él también vivía, y ahí conecté con su trabajo y lo apoyé en producciones y guiones.
Un momento inolvidable para esa época (2008) fue cuando mi amiga Andrea Echeverry expuso en el Museo de Arte Moderno de Barranquilla y tuvo una asistencia increíble con participación de mucha gente joven. Esa fue una experiencia de mucha efervescencia en donde el museo se sintió vivo.
E.R.:¿Cómo ve la actualidad del arte en Barranquilla?
M.M.: Pienso que están pasando cosas… Hace poco vi que realizaron el encuentro ‘Jagüey’ que organiza Cayena, de la Universidad del Norte, cuyo ganador fue el artista Rubén Barrios. Hay otro montón de artistas que están haciendo cosas. Barranquilla tiene una vocación de mantenerse viva a pesar de las adversidades. También he visto que de la Escuela Distrital de Arte salen trabajos muy interesantes.
E.R.: Actualmente está representada por una galería, su obra empieza a circular por la escena artística nacional y se vende bien en el exterior. ¿Cómo hizo para entrar en este sistema desde la periferia?
M.M.: Como es adentro es afuera. Cuando me di cuenta de que no tenía dinero para pagar la renta ni en Cali, ni en Bogotá, ni en Barranquilla, ni en ninguna ciudad, dije: tengo que irme a lugar donde pueda pagar, pero no cualquier lugar, tiene que ser uno bello. Entonces me vine para Pueblo Bello, Cesar. Muchas personas me criticaron por esa decisión y hasta de perdedora me trataron, pero fue aquí en donde encontré la tranquilidad y me liberé de mis miedos. Esa libertad me llevó a tener una producción constante y, gracias a eso, un coleccionista vio mi obra en Miami y, tiempo después, llega la galería que me representa actualmente. Un consejo para los nuevos artistas es que busquen un lugar seguro para trabajar y fortalezcan sus redes sociales.
E.R.: ¿Qué viene para el próximo año?
M.M.: Seguir pintando. Sigo con el tema de la identidad afro. Estoy interesada en trabajar un video partiendo de la obra sobre Marilyn Monroe, de Andy Warhol, en donde voy a utilizar un juego de espejos y me retrataré junto con otras personas. Es una idea que debo ensayar y aterrizar.
*Eduardo Rodríguez, maestro en artes plásticas y visuales, de la Universidad del Atlántico, con más de siete años de experiencia en la gestión cultural de diferentes escenarios en procesos pedagógicos y comunitarios. Actualmente, es el Coordinador del Departamento de Educación del Museo de Arte Moderno de Barranquilla y Miembro activo del Consejo Internacional de Museos ICOM y su comité de Educación y Acción Cultural CECA.